El camino para modificar la Ley de Fármacos I no ha sido fácil, y es que tras el anuncio de las nuevas indicaciones por parte del Gobierno, las críticas se han reavivado en relación al cumplimiento o no de la normativa actual vigente desde febrero de 2014, la que prohíbe, entre otras cosas, ofrecer incentivos que induzcan a personas preferir un determinado producto por sobre otro.

Una de las obligaciones que tienen actualmente las farmacias en nuestro país es la disposición de un listado de precios, junto a la rotulación de los productos a comercializar, los cuales deben tener el precio en la cara frontal de la caja que los contiene. Además, están obligadas a tener el petitorio mínimo de medicamentos, que es un listado de 200 fármacos que deben estar siempre con stock.

Por otro lado, la Ley de Fármacos estipula que cada vez que se ofrezca al público cualquier medicamento con nombre de fantasía, se debe informar la existencia del genérico (según su Denominación Común Internacional -DCI-) si estuviese comercialmente disponible. Para entenderlo mejor, actualmente existen medicamentos de marcas específicas cuyo laboratorio desarrolló (innovador u original), y están los genéricos que no tienen un nombre comercial. Asimismo, encontramos a los bioequivalentes, que son fármacos de marca o genéricos que demostraron su intercambiabilidad con el original.

Por ende, si el medicamento que se pretende adquirir tiene alternativas, el químico farmacéutico debe recomendar su cambio tomando en cuenta una relación precio/efectividad. Pero ¿ocurre realmente esto? ¿Se está cumpliendo la actual Ley de Fármacos I por parte de las principales cadenas del país?

Ley de Fármacos vs Farmacias

Con el fin de verificar si se están cumpliendo algunos de los artículos más importantes de la ley 20.724, el equipo periodístico de Diario Financiero visitó ocho farmacias de Santiago: dos de Farmacias Ahumada, dos de Salcobrand, dos de Cruz Verde, uno de Reccius y otro de Dr. Simi.

Según esta investigación, todas las farmacias contaron con su listado de precios y rotulado de productos, pero al preguntar por el DCI de medicamentos para hipertensión (Olmesartán 20mg), diabetes (Metmorfina 1000 mg LP) e insuficiencia cardíaca (Bisoprolol 1,25 mg), hubo diferencias. De todos los locales consultados, dos de Cruz Verde, uno de Farmacias Ahumada y Dr. Simi tenían especificados los genéricos o bioequivalentes en sus listados.

Al preguntar en Cruz Verde por el primer y segundo medicamento, el químico farmacéutico mencionó las marcas bioequivalentes, indicando que no tenían el genérico. En Farmacias Ahumada la situación no cambió, pero sí contaban con bioequivalentes de Olmesartán y Bisoprolol. En Salcobrand y Dr. Simi ocurrió algo similar para la Metmorfina, diciendo que trabajaban con el bioequivalente de Laboratorio Chile. Por su parte, Reccius ofreció el mismo bioequivalente sugerido en Farmacias Ahumada.

Cuando llegó el momento de consultar por paracetamol, de cuatro farmacias tres ofrecieron la versión más económica, mientras que Cruz Verde ofreció uno de marca en oferta. Además, de todas las cajas adquiridas, sólo una tenía el precio en su presentación, pero no estaba en la parte frontal como lo establece la ley.

En base al marco legislativo actual, las farmacias están obligadas a contar en todo momento con los principios activos de los fármacos que forman parte del petitorio mínimo que establece el artículo 93, independiente de si es genérico, bioequivalente o de marca. Situación que pretende modificar el proyecto de Ley de Fármacos II, estableciendo que éste se componga en base a genéricos exclusivamente.

Acerca de la publicidad dentro de las farmacias, en seis de ellas se promocionaban “los días de descuentos”, ya sea a través de un catálogo o en alguna parte del local, a pesar de que la ley lo prohíbe. Sin embargo, lo más grave es lo descrito por Mauricio Acevedo, presidente de la Federación de Nacional de Trabajadores de Farmacias, afirmando que Salcobrand tiene un sistema de rebajas denominado “Procuidado”, en donde el médico receta fármacos de marca sin mencionar los genéricos, y si son adquiridos, el auxiliar farmacéutico gana $300. En Cruz Verde y Farmacias Ahumada la situación es más simple, explica a DF, ya que se les pagan bonos a los auxiliares por cumplir metas de ventas, quienes a su vez se encargan de ofrecer los medicamentos más costosos.